Aunque los suplementos pueden ser herramientas útiles, es importante entender que no están exentos de riesgos. Muchos deportistas creen que “lo natural no hace daño”, pero hasta las sustancias naturales pueden generar efectos secundarios si se usan mal.
Efectos secundarios frecuentes:
Molestias digestivas: algunos suplementos como creatina, beta-alanina o ciertos quemadores de grasa pueden causar náuseas, diarrea o dolor estomacal. Solución: fraccionar la dosis o tomarlos con comida.
Insomnio y ansiedad: sobre todo con estimulantes como cafeína, guaraná o pre-entrenos con demasiados estimulantes. Consejo: evitarlos tarde en el día.
Toxicidad por exceso: consumir megadosis de vitaminas liposolubles (A, D, E, K) o minerales como hierro puede provocar toxicidad. No superes las dosis recomendadas.
Interacción con medicamentos: suplementos como ginseng, ginkgo biloba o cúrcuma pueden interactuar con anticoagulantes u otros medicamentos. Siempre consultá con un médico si estás bajo tratamiento.
Para reducir riesgos, elegí suplementos de calidad, con etiquetas claras y dosis recomendadas. Más no siempre es mejor. Y si tenés dudas, consultá a un nutricionista deportivo o médico especializado. Tomar suplementos de forma responsable es la mejor inversión en salud.