Cuando hablamos de nutrición deportiva, los carbohidratos y proteínas se llevan toda la fama, pero las grasas saludables, especialmente los ácidos grasos esenciales, son protagonistas silenciosos en el rendimiento.
Ácidos grasos esenciales (AGE):
Son grasas que el cuerpo no puede producir y que deben incorporarse sí o sí en la dieta. Los más importantes:
Omega-3 (EPA y DHA):
Potente efecto antiinflamatorio.
Mejora la recuperación muscular.
Beneficia la salud cardiovascular.
Ayuda a mantener las articulaciones sanas.
Omega-6:
Aunque necesarios, en exceso pueden promover inflamación. El secreto está en equilibrar su consumo con los omega-3.
Fuentes recomendadas:
Pescados grasos (salmón, sardina, caballa).
Semillas de lino, chía y nueces.
Aceite de oliva y aguacate.
Para deportistas, incluir grasas de calidad es vital. No solo ayudan a la salud general, sino que pueden optimizar la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E, K) y mantener niveles hormonales estables, esenciales para el rendimiento.
Si tu dieta es pobre en pescado, los suplementos de omega-3 pueden ser un aliado clave para mantenerte sano y rindiendo al máximo.